En septiembre de 2015 el abogado experto en
libertad de expresión Greg Lukianoff y el eminente psicólogo Jonathan Haidt
publicaron un largo e influyente artículo en The Atlantic, en el que
denunciaban un fenómeno nuevo, preocupante y cada vez más común en los campus
universitarios de EEUU: la aparición de estudiantes demasiado frágiles
emocionalmente y propensos a ofenderse a la menor provocación, incapaces de
soportar o tolerar ideas u opiniones opuestas a las suyas, y dispuestos a
acallar, incluso mediante la violencia física, a todo aquel que se atreviera a
cuestionar sus dogmas ideológicos. Tres años más tarde, estimulado por el
ascenso de Trump y la epidemia de polarización política que sufre no sólo EEUU
sino el mundo entero, el problema identificado y denunciado por Lukianoff y
Haidt se ha agudizado hasta alcanzar proporciones francamente preocupantes.
Pero el abogado y el psicólogo no se cruzaron de brazos tras publicar su texto
en The Atlantic, sino que enfocaron buena parte de su energía en estudiar a
fondo el fenómeno, y el resultado de su investigación es “The Coddling of the
American Mind”, uno de los libros más importantes de la década.
Una columna como esta no alcanza para hacerle
justicia a un libro tan relevante, pero me gustaría abordar brevemente los
detalles que más me sorprendieron y estimularon. Por ejemplo, Lukianoff y Haidt
llegaron a la conclusión de que, aunque parezca increíble, este no es un
problema de millennials. Sí, los millennials mas jóvenes alcanzaron a
contagiarse, pero las estadísticas demuestran contundentemente que esta
vilipendiada generación no registró un cambio significativo en ideas o
actitudes respecto a la libertad de expresión y otros temas asociados al
fenómeno. La epidemia de intolerancia y fragilidad histérica que todos hemos
visto a través de las noticias y en las redes sociales se desencadenó más o
menos en 2013, es decir, cuando los miembros de la “iGeneration” o “Generación
Z” (nacidos a partir de 1995, fecha en la que los expertos detectan un cambio radical en actitudes y valores) empezaron a
entrar a la universidad. Confieso que desde hace años, basado en mi propia
experiencia, yo ya intuía que entre los millennials esa corrección política
enfermiza estaba confinada a una minoría microscópica.
Otro descubrimiento interesantísimo de Lukianoff y
Haidt es que no estamos realmente ante una epidemia generalizada. En EEUU, el
problema está muy focalizado en las universidades de élite de las costas,
específicamente en California y Nueva Inglaterra, y en los departamentos de
Humanidades de algunas otras universidades. E incluso en esas universidades de
élite y en esos departamentos, solamente una minoría de estudiantes pueden
considerarse como fanáticos rabiosos de la ideología postmoderna que ha
generado este preocupante fenómeno. El problema es que la dinámica entre ese
puñado de fanáticos y el resto de los estudiantes, la facultad y las
autoridades universitarias ha mutado peligrosamente. Es una minoría, sí, pero
muy vociferante, agresiva e influyente. Y ese puñado de fanáticos, apoyados en
las redes sociales, bastan para hacerle la vida imposible a los herejes y a los
moderados, y para destruir la reputación, y en ocasiones la vida, de alumnos y
maestros disidentes. Esto ha creado una atmósfera de miedo en la que los
alumnos más racionales y sensatos prefieren callar pues temen ser destruidos
socialmente, y la voz de los fanáticos resuena prácticamente sin oposición,
pues los maestros también se sienten intimidados. Sobra decir que ese no es el
ambiente ideal para enseñarle a una nueva generación a escuchar al otro y a
pensar críticamente, la misión más importante de toda universidad.
Lukianoff y Haidt argumentan que la ausencia de
pluralidad política en las facultades de estas universidades (en algunos casos
los maestros de izquierda superan 10 a 1 a los conservadores) ha provocado que
maestros intoxicados por las ideas de algunos filósofos postmodernos envenenen impunemente las mentes de sus alumnos con ideas muy
nocivas, no sólo para la democracia liberal y los valores de la civilización
occidental, sino para su propia salud emocional. Los autores identifican tres
grandes mitos que están dañando irreparablemente la psique de toda una generación
(los trastornos de ansiedad, la depresión y los suicidios se han disparado
dramáticamente entre los miembros de la Generación Z) y que están envenenado la
convivencia tanto en los campus como en el resto de la sociedad, pues estas
actitudes e ideas ya están saliendo de las universidades y contaminando al
mundo externo.
El primero de esos mitos es “El mito de la
fragilidad” que puede resumirse en una frase: “Lo que no te mata te hace más
débil”. Esa venenosa falacia ha convencido a millones de jóvenes de que son
jarritos de Tlaquepaque, frágiles y delicados, y de que todos los tropiezos y
sinsabores que han experimentado a lo largo de su vida han dejado heridas
incurables en su mente, y por eso deben ser protegidos del mundo y de cualquier
palabra, discurso u obra literaria que pueda desencadenar recuerdos
traumáticos. De ahí viene la ridícula exigencia de “safe spaces” y “trigger
warnings”. Pero incluso en casos auténticamente traumáticos (como una
violación) la terapia siempre consiste en exponer al paciente paulatinamente a
eventos o situaciones que le recuerden el suceso, hasta que éstas dejen de
generarle ansiedad. Hacer lo contrario, esconderse del mundo o exigir
protección ante toda incomodidad intelectual, es contraproducente, y una
invitación a revolcarse en las heridas y a convertirse en una víctima perpetua.
Y es que la mente humana no es frágil como la porcelana y tampoco es
simplemente resiliente, sino que es un órgano “antifrágil” (un concepto acuñado
por el académico Nassim Nicholas Taleb) y al igual que los músculos y el
sistema inmunológico, requiere de estrés, retos y fricciones para fortalecerse.
Nietzsche tenía razón, y con algunas excepciones importantes, lo que no nos
mata sí suele hacernos más fuertes. Pero algunas universidades, y desgraciadamente algunas
de las más importantes, esas que forman a las futuras élites políticas y
mediáticas, están lanzando al mundo a jóvenes sobreprotegidos y mal preparados
para enfrentar la vida y sus dificultades. Un auténtico ejército de discapacitados
emocionales.
El segundo mito es “El mito del razonamiento
emocional” y puede resumirse en esta frase: “Siempre confía en tus
sentimientos”. Esto también es un disparate que suele tener consecuencias muy
negativas. Y es que siempre debemos cuestionar y analizar nuestras emociones
pues regularmente lo que termina afectándonos más no son las experiencias que
vivimos sino la interpretación que les damos; algo que los sabios de todas las
épocas (de Epicteto a Shakespeare pasando por Boecio) han sabido muy bien y que
la psicología moderna ha confirmado científicamente. Es por eso que los
miembros de la Generación Z son tan propensos a ofenderse, pues se les ha
enseñado a privilegiar sus emociones sobre el análisis racional de las mismas.
Si alguien dice algo que los ofende, no se detienen a analizar la intención del
interlocutor, se anclan en sus sentimientos heridos y arman un escándalo o un
linchamiento virtual. Tradicionalmente la moral humana ha privilegiado la
intención sobre el impacto para juzgar la gravedad de una ofensa. Es por eso
que una persona que asesina premeditadamente a alguien recibe una condena
muchísimo mayor que quien atropella accidentalmente a un congénere. La gente
sana mentalmente no reacciona igual ante quien la empuja intencionalmente y
alguien que lo hace accidentalmente al tropezarse. Pero los miembros de la
Generación Z están educados para atribuirle las peores intenciones a quienes
los rodean y por eso un mal chiste o un comentario insensible, pero no mal
intencionado, pueden transformarse en un drama demencial y quienes los
emitieron pueden ser acusados de racismo, misoginia o cosas peores aunque no hayan tenido la intención de dañar
a nadie ni alberguen prejuicios en contra de minoría alguna. En este código
moral enfermizo lo que importa es lo que siente el ofendido, no la intención
del ofensor.
El último mito es el de “Nosotros contra ellos” y
puede resumirse en esta frase: “La vida es una batalla de gente buena contra
gente mala”. Sobra decir que este maniqueísmo imbécil fomenta el tribalismo,
una de las pasiones humanas más peligrosas y destructivas. Lo más interesante
de este punto es que Lukianoff y Haidt argumentan que existen dos
tipos de“políticas de la identidad”: las que se concentran
en nuestra “común humanidad” y las que postulan la existencia de un “enemigo
común”, maligno e irredimible. Sí, los grupos humanos, sobre todo los
marginados y desfavorecidos, siempre se han organizado políticamente para
exigir sus derechos, eso no es nada nuevo. Pero hay un abismo entre el
activismo de un Martin Luther King, por ejemplo, y la histeria resentida y
nihilista que vemos hoy en día. Mientras que el reverendo King apelaba a lo que
unía a la comunidad blanca con la negra, usando un lenguaje conciliador
impregnado de patriotismo y religiosidad para derribar barreras artificiales y
soñando con que su país llegara a estar a la altura de sus ideales, las
políticas de la identidad posmodernas dividen a la gente en burbujas
identitarias inexpugnables basadas en la raza, la orientación sexual o el
género, y han transformado al hombre blanco heterosexual y cisgénero en el
villano irredimible al que el resto de las identidades deben destruir para ser
libres. No hay nada más tóxico y peligroso que dividir a una sociedad en
villanos y víctimas, pues fomentar el tribalismo es jugar con fuego.
Sí, los autores del libro se limitaron a estudiar a
la juventud norteamericana, pero su diagnóstico y sus propuestas para contener
el problema son universales, y estas nocivas ideas ya
están siendo importadas a México. En los últimos meses todos hemos sido
testigos de cacerías de brujas desatadas en contra de personas perfectamente
decentes acusadas de racismo o misoginia por hordas histéricas y “ofendidas”. Y
hay un grupúsculo bastante influyente en el mundo académico (e incrustado en la
incoherente coalición que llevó a López Obrador al poder) que habla
constantemente del “privilegio blanco” y otros conceptos de esas políticas de
la identidad basadas en la división identitaria y la promulgación de un “enemigo
común”. Por eso es tan importante que aprendamos las amargas lecciones que el
fenómeno está dejando en la sociedad norteamericana y que estemos preparados
para lo que viene. El futuro y la salud mental de toda una generación depende
de ello…
Post Views: 3.201
Yo creo que la generacion Z es en parte frajil y alarala vezqvez no por que a esta generacion se les fue robado el futuro por que el mundo hoy en dia solonse basa en la economia y crecer monetaria mente , también esta generación es muy recentida y pueden ofenderce facil mente , las otras generaciones podian todavia ser dedicados alo que fuera libremente pero hoy en dia las unicas opciones de ser alguien es con ingresos altos, también esta generación sufre de depresión y ultraseguridad
ResponderEliminarA mí me Yami la atención la lectura con los mitos por que son frases que nos asen reflexionar.
ResponderEliminarSon pasos a los cuales son siertas el primer mito nos deja una frase " lo que no te mata te ase más débil": es decir que todos los tropiezos cada uno lleva una herida incurable en la mente.
El segundo su frase es "siempre confirmar en tus sentimientos"
Siempre debemos cuestiónar y analizar nuestras emociones pues regular mente lo que termina afectando nos más son las experiencias que vivimos sí no la interpretación.
El último mito es "la vida es una batalla de gente buena contra gente mala". Lo más interesante de este punto es que existen dos tipos de "politica de la identidad" las que se encuentran en nuestra "común humanidad" y las que postua la existencia de un enemigo común .
Diana Karen Loera Martínez
2B
Respecto a lo leído, me parece muy interesante el análisis que los autores realizan ya que hablan de un fenómeno que a causado un alto impacto en toda la sociedad Norteamericana, en este caso el fenómeno es la debilidad de algunos jóvenes universitarios que son parte de la generación Z quienes utilizan las redes sociales y las tecnologías para dañar a otros y esto los hace también vulnerables porque emocionalmente no saben cómo actuar a distintas situaciones por ello me parece importante que como nuevas generaciones debemos encontrar motivos y aspiraciones, para afrontar la vida sin la necesidad de refugiarnos en la tecnología para sentirnos bien. A lo largo de la investigación se mencionan varios mitos que tienen los nuevos Millenians y por eso de ofenden con lo que pueda llegar a pasar y constantemente eso pasa en cualquier parte del mundo, se nos a educado de una manera tan mediocre donde el joven hace lo que quiere y por eso no le encuentra sentido a lo que hace, por eso es que me parece correcto que se deberían implementar programas de ayuda emocional para que el joven sepa quién es y aprenda a dominar y controlar sus emociones.
ResponderEliminarPaola Guadalupe Campos López
2 B
MUY BIEN!! VEO QUE USTEDES SIEMPRE PARTICIPAN, LOS FELICITO!!
ResponderEliminarAmi punto de vista la violencia fisica a todo ser humano que se atreviera a cuestionar sus gogmas ideologicos no es justo que solo por que alguna persona quiera cuestionar su dogma sea totalmente atacado se podria pensar que es un acto de violencia ante el ser humano, la epidemia de polarizacion no solo la sufrimiemto EEUU si no todo el mundo entero por lo cual debemos estar unidos Lo malo que esto no alcanza para ahcer uusticia a un libro tan reudelante, en otra parte los jovenes universitarios que sib parte de la generacion Z los cuales necesitan mas la red social la la tectonologia para perjudicar a otras personas y esto les hace vulnerable por que emocionalmente no saben Lo que hacen, debemos encontrar maneras nuevas para afrontar la vida sin causas de necesidad.
ResponderEliminarRamirez ibarra deysi paola 2.B
respecto al tema que hacabo de leeer me parese muy interesante que los autores hablan sobre una cosa en comun los fenomenomenos que a causado un gran impacto en la sociedad .En este caso el fenomenoes la devilidas de algunos jovenes que son parte de la generacion z quienes utilizan las redes sociales para dañara otros y esto es bunerable por que generalmente los dañan fisica y emocionalmente no saben como actuar a la situacion . Lo que creo que devemos hacer es que como somos las nuevas generaciones podemos cambiar todo actuar de manera diferente ayudar a las demas pesonas para ser mejores
ResponderEliminarRespecto a lo leído, me parece muy interesante el análisis que los autores realizan ya que hablan de un fenómeno que a causado un alto impacto en toda la sociedad Norteamericana, en este caso el fenómeno es la debilidad de algunos jóvenes universitarios que son parte de la generación Z quienes utilizan las redes sociales y las tecnologías para dañar a otros y esto los hace también vulnerables porque emocionalmente no saben cómo actuar a distintas situaciones por ello me parece importante que como nuevas generaciones debemos encontrar motivos y aspiraciones, para afrontar la vida sin la necesidad de refugiarnos en la tecnología para sentirnos bien. A lo largo de la investigación se mencionan varios mitos que tienen los nuevos Millenians y por eso de ofenden con lo que pueda llegar a pasar y constantemente eso pasa en cualquier parte del mundo, se nos a educado de una manera tan mediocre donde el joven hace lo que quiere y por eso no le encuentra sentido a lo que hace, por eso es que me parece correcto que se deberían implementar programas de ayuda emocional para que el joven sepa quién es y aprenda a dominar y controlar sus emociones
ResponderEliminarBrandon Humberto Martinez Rostro 2B
Me precio super interesante la generacion ha adoptado causar por los cuales luchar y algunos de estos fenomenos sociales han transformado gracias a ellos pero en ocasiones las utlizan para dañar a otros .Luchar por causas sociales está bien pero también debemos convencer a la gente a conceder el beneficio de la duda, la capacidad para hablar con quienes son diferentes
ResponderEliminarDiego Antonio Hernandez Resendiz 2.B
Respecto a lo leído me pareció muy interesante la generación z Lo más interesante de este punto es que existen dos tipos de "politica de la identidad" las que se encuentran en nuestra "común humanidad" y las que postua la existencia de un enemigo común de que debemos encontrar un motivo para para afrontar la vida sin la necesidad de refugiarnos en la tecnología para sentirnos bien. A lo largo de la investigación se mencionan varios mitos que tienen los nuevos Millenians y por eso de ofenden con lo que pueda llegar a pasar y constantemente eso pasa en cualquier parte del mundo, se nos a educado de una manera tan mediocre donde el joven hace lo que quiere y por eso no le encuentra sentido a lo que hace.
ResponderEliminarJosé Abel de Luna Moreno 2B
Luchar por causas sociales está bien pero también debemos convencer a la gente a conceder el beneficio de la duda, la capacidad para hablar con quienes son diferentes respecto al tema que hacabo de leeer me parese muy interesante que los autores hablan sobre una cosa en comun los fenomenomenos que a causado un gran impacto en la sociedad
ResponderEliminarAndrea Guadalupe Perea Chavez 2a